lunes, 21 de enero de 2008

Acariciando el cielo

Algo que pocos sabían (incluyéndome) es que The Beatles no fue ni la primera ni la única banda en posesionarse de la azotea de un edificio, para dar un concierto a un canto del cielo. Un año antes, en 1968, Jefferson Airplane, la gran banda de San Francisco y protagonista de la escena psicodélica que bullía en esos tiempos, rompía todos los esquemas y lograba acariciar, sin recato alguno, el cielo de una ciudad que, curiosamente, no era la suya: New York; aunque, a decir verdad, la idea primigenia no fue de ninguno de sus integrantes.


Ese año, el laureado cineasta suizo-francés, Jean Luc Godard, tenía en mente realizar un documental sobre la movida hippie y el espíritu antibelicista y antisistema que se respiraba por esa época en San Francisco y otras ciudades estadounidenses. El documento fílmico ya tenía título: One A.M. (One American Movie, o Una Película Americana, en buen castellano).

Godard percibió que Jefferson Airplane era el grupo de rock que mejor simbolizaba aquella revolución juvenil, así que propuso a la banda participar en el proyecto. Fiel a su propósito de mostrar el espíritu contestatario y anticonvencional del grupo, el cineasta convenció a los chicos de sembrar con sus equipos, micrófonos y talentos la azotea de uno de los más populares hoteles de Manhattan, justo en el corazón de la ciudad.

El concierto se inició en plena hora punta, en instantes en el que las principales calles y avenidas de la metrópoli refulgían de transeúntes y vehículos. Esa tarde fría y gris de noviembre, las primeras notas de House of Pooneil Corners quebraron el ordenado caos de la ciudad. Los neoyorquinos miraban al cielo, entre atónitos y ofuscados, buscando a los que arrojaban esas bombardas musicales que rebotaban en el asfalto y en las paredes de los rascacielos, a la vez que hacían vibrar las lunas de los ventanales. La gente en las oficinas dejó a un lado sus labores para no perderse el desbarajuste que se vivía afuera. Otros dejaron de hacer cosas más placenteras para agazaparse perplejos en las ventanas, envueltos en sábanas o pijamas. Sin embargo, una vez afuera, los ojos curiosos se topaban con unos músicos invisibles que intentaban calentar el concreto en ese gélido atardecer.

Mientras eso ocurría abajo, arriba, en las alturas de su gloria, los Airplane simplemente volaban y hacían piruetas con sus instrumentos: el bajo de Jack Cassady retumbaba feroz; las guitarras de Jorma Jaukomen y Paul Kantner se entrelazaban en inflamadas distorsiones que despejaban el ambiente de cualquier rastro vocinglero o ruido vehicular; y Grace Slick y Marty Balin, formaban un “matrimonio” en gozosa luna de miel, retándose en un duelo perpetuo de voces provenientes del fondo de sus almas.

El brillo del cielo se fue apaciguando con la intervención de los efectivos de la NYPD (New York Police Department). Varios integrantes del grupo y parte del equipo de producción fueron arrestados. Por esas cosas del destino, Godard no llegó a terminar de producir el filme, aunque su socio, el también documentalista D. A. Pennebaker, sí lo logró, cambiando el nombre original a uno más personalizado: One P.M. (One Pennebaker Movie o Una Película de Pennabaker).

El video de esta memorable presentación dura unos 7 minutos y aparece en el documental Fly Jefferson Airplane (2004). En esa producción se narra en voces de sus miembros fundadores y la emisión de imágenes de diversos shows televisivos, los festivales de Monterrey, Woodstock, entre otros, ocho años (1965-1973) de gloriosa trayectoria de esta gran banda de San Francisco.


sábado, 19 de enero de 2008

Feliz Cumpleaños, Chica Cósmica

(DPA) ¿Qué haría Janis Joplin hoy si hubiera sobrevivido a sus excesos con las drogas? ¿Sería una distinguida rockera veterana como sus colegas de Woodstock, Bob Dylan y Santana? ¿Protestaría sin mucho éxito contra la guerra en Iraq como Joan Báez? ¿O estaría involucrada en una guerra de divorcio como el ex Beatle Paul McCartney?

Son todas especulaciones, porque Joplin tenía apenas 27 años cuando murió de una sobredosis de heroína en octubre de 1970. De esta manera, se convirtió en leyenda inmortal con canciones como Me and Bobby McGee. Joven, contestataria y salvaje. El título de cantante blanca de blues y rock más importante no se lo pudo disputar nadie hasta ahora, quizá con la excepción de Amy Winehouse (¿?) (N. del R.). Hoy (19 de enero) se cumplen 65 años del nacimiento de Janis Joplin.

Para la edad de la jubilación, Janis Joplin de todas maneras no habría tenido paciencia. “Prefiero tener diez años de “superhypermost” que cumplir 70 y estar frente a un maldito sillón delante del televisor. Se vive ahora. ¿Cómo vamos a esperar?”, solía ser unos de sus lemas.

La diosa de la generación del Flower Power vivió su década bajo el lema de los años 60: “Vive intensamente, muere rápido”. El rockero Eric Burdon (The Animals) dijo sobre ella: “Janis murió de una sobredosis de Janis”.

En la ciudad de Port Arthur, en Texas, donde creció, Janis Joplin ya era considerada “beatnik” cuando nadie sabía muy bien qué era eso en realidad. A los 17 años se escapó y viajó por todo el país. En San Francisco, la cantante debutó con la banda Big Brother and The Holding Company.

Causó furor con una de las voces más singulares de su generación. Sus burlas sobre el “establishment” (Oh lord Won’t You Buy Me a Mercedes Benz) y su vulnerabilidad ante el amor no correspondido (Piece of My Heart) no las cantaba, sino que las gritaba al micrófono. Bramaba, resollaba, suspiraba y susurraba sus textos.



El éxito le llegó en 1967 con su actuación en el legendario Monterrey Pop Festival. Vendió millones de copias del disco Cheap Thrills (1968) y también de su primer álbum como solista, I got Dem Ol’kozmic Blues Again Mama, con la Kozmic Blues Band.

Luego vino Woodstock y una gira por Europa. Muchas veces se la veía con el micrófono en una mano y la botella de whisky en la otra sobre los escenarios. El 4 de octubre de 1970, su vida terminó en un hotel de Hollywood, donde fue encontrada. Presumiblemente, consumió por error una sobredosis de heroína. Fue el final de una era.

viernes, 11 de enero de 2008

Reloj de Fresas Eterno

Si el nombre Strawberry Alarm Clock le suena raro o muy beatlesco, más extraña es la historia de esta canción que posicionó a este grupo garaje californiano de los años sesentas, cultores de la psicodelia, en la categoría de los one hit wonder.

Incense and Peppermints fue lanzada en 1967 como lado B de un 45 cuyo tema principal era Birdman of Alcatrash. Lo más curioso es que Greg Munford, quien pone la voz en Incense…no pertenecía a la banda original al momento de la grabación del disco, sino que tenía su propia banda llamada Shapes of Sound (¿?), razón por la cual no se unió a los Strawberry, sino hasta después de muchos años.

Aunque el grupo se mantuvo vigente varios años más y publicó otros Lp’s con relativo éxito, fue Incense and Peppermints su mayor legado a la historia de la música. Recientemente, esta gran canción fue reactualizada por la banda sonora de la película Austin Powers.



Strawberry Alarm Clock interpretan Incense and Peppermints, pero sin Greg Munford

jueves, 3 de enero de 2008

Las más más de los noventas

Me tomo la libertad de alterar el nombre con el que radio Panamericana bautizaba a su lista de éxitos semanales. Lo hago sin temor a que me demanden porque hasta donde yo sé, no existe un programa hecho a finales de 1999 con ese nombre (al menos, uno que haya incluido canciones de rock y pop).


También lo hago como un pequeño homenaje a Javier Lishner, un DJ muy popular en los años ochenta, que paseó su voz por las radios más populares de esa época, entre ellas, Panamericana (¡por supuesto!). Ahora, él reside en los “jijunaites” y me ha pedido hacerle una lista y categorizar a las mejores expresiones musicales del rock de la década del noventa, tanto internacional como nacional.


A pesar de que ya no me guío por ranking’s, Grammys, Hot 100, Hot 40, las calientitas del verano, las templaditas del invierno (me enfurecen las escandalosas e inmerecidas premiaciones, al igual que las injusticias y marginaciones); esta vez he hecho un supremo esfuerzo para seleccionar a los que, según mi punto de oído, sobresalieron en la década pasada. Toda elección a dedo es arbitraria y, por lo tanto, altamente cuestionable. Pero de eso se trata el arte: no de que uno solo se convierta en “yo, el Supremo” y diga: “ésta es la canción de la década”; sino de poder decir “éstas y otras quinientas son las mejores”. Pero bueno, a falta de espacio ahí va una pequeña muestra.


Internacional

1. Tema(s):
Black hole sun (Soundgarden) / Under the bridge (RHCP) / Plush (Stone Temple Pilots) / Alive (Pearl Jam) / One (U2).


2. Grupo(s): Radiohead / Pearl Jam / REM / U2 / Aerosmith.

3. Artista(s): Alanis Morissette / PJ Harvey.


4. Disco(s): Ok Computer (Radiohead) / Out of Time (REM) / Achtung Baby (U2).


5. Evento: Concierto Tributo a Freddie Mercury (1992) / Woodstock 1994.


6. "Boom": así sonó el balazo que mató a Kurt Cobain.


Nacional


1. Tema(s):
Las Torres (NSQNSC) / Triciclo Perú (Los Mojarras).

2. Grupo(s):
Dolores Delirio / La Sarita / Los Zopilotes.


3. Artista(s): Cementerio Club / Pedro Suárez Vértiz.

4. Disco: Dolores Delirio (Dolores Delirio).

5. Evento: Los Agustirock que fueron y los que vendrán.


6. "Boom": El circuito alternativo acoge y engrandece a la nueva hornada de grupos nacionales, frente a la marginación que sufrieron de las radios, que sucumbieron (penosamente) ante otros géneros y/o la dictadura del liberalismo.