lunes, 29 de junio de 2009

EL REY Y LA REINA

La imagen data de 1981 y fue captada durante la visita que realizó Queen a Buenos Aires para dar un histórico recital en el Estadio Monumental de Núñez, sede del club River Plate. Lo paradójico del asunto es que en plena casa de los "millonarios", rivales a muerte del Boca Juniors, un joven boquense de corazón, Diego Armando Maradona, subió al escenario invitado por Freddie Mercury y, por unos minutos, demostró a tirios y troyanos su genial destreza con el balón. Al despedirse lanzó una frase memorable: "los dejo con mis amigos los Queen". La foto es histórica por dos razones: primero, porque resulta extraño ver a Diego con un atuendo con los colores británicos y, segundo, porque la "sonrisa" que el travieso Freddie dirije a la cámara tenía destino fijo: la junta militar genocida que gobernaba en ese entonces a la nación del Plata.

miércoles, 24 de junio de 2009

“A MÍ CON VIDEOJUEGOS"

No lo digo yo, lo dijo el encanecido Jimmy Page cuando le pidieron su opinión sobre el Guitar Hero y el Rock Band. El ex Led Zeppelin subrayó la inutilidad de estos videojuegos para motivar a una persona a que se aficione a la música, tal como lo anuncian con bombos y platillos sus fabricantes y publicistas.

Lo de Page parecería una pataleta de abuelito renegón, pero no es así. Jack White, la otra pata que sostenía a White Stripes, ha secundado a Jimmy y ha dicho que estos juegos representan una pésima forma de enseñar a la gente a interesarse por la música. “Yo no le diría a la gente cómo aprender a tocar un instrumento musical, pero me daría mucha tristeza y me deprimiría saber que lo hará a través de este tipo de juegos” añadió.

No son los únicos que lanzan dardos a estos juegos. El gran Prince, un histórico del rock y del funky universal, declaró hace poco que les había tirado la puerta en las narices a unos representantes de Activision (fabricantes de Guitar Hero) cuando pretendieron negociar con él a fin de que hits como Purple Rain o When Doves Cry formaran parte del arsenal de música del popular videojuego.

“No estoy enojado con ellos, simplemente escuché que habían hecho como dos mil millones de dólares (por la venta de sus videojuegos) y vinieron a ofrecerme una porción muy pequeña por eso” se quejó el artista de Minneapolis acerca de la tacañería de Activision. El autor de Kiss consideró importante que los niños aprendan a tocar la guitarra de verdad: “A mí me tomó bastante tiempo y fue frustrante al inicio, pero tienes que ser constante”. Sin embargo, como un elegante príncipe y en tono flexible reconoció que estos simuladores musicales sí eran cool para aquellos que no tenían tiempo para aprender los acordes o que no estaban interesados en ello.

Los que sí están echando chispas son los sellos discográficos. La Asociación de la Industria Discográfica Estadounidense (RIAA, por sus siglas en inglés), en un informe de 2008 manifestó que las ventas de discos en dicho año bajaron en 11,8% a comparación de 2007, y que en cifras se traduce en unos 9,256 millones de dólares. Atribuían este descenso a las descargas que se ejecutan desde Rock Band y Guitar Hero. De igual manera, la Warner Music se mandó con todo y exigió a los fabricantes Activision y Mtv Games el 20% del costo de las descargas de las canciones o de lo contrario, impedirían que artistas de su catálogo se incluyan en las siguientes ediciones de los videojuegos.

Pero si en una esquina se ubican los detractores, también hay quienes se han visto favorecidos por la irrupción de estos videogames. Tim Riley, una de las cabezas principales de Activision, ha dicho que los sellos discográficos deberían estar agradecidos a Guitar Hero, puesto que han ayudado a encender en los más jóvenes el interés por aquellos artistas olvidados, que antes vendían entre 25 y 100 discos semanales y que hoy venden miles. “Sin el Guitar Hero, muchos jóvenes no sabrían quienes son Pat Benatar, Billy Idol, Spinal, entre otras viejas glorias del ayer que hasta hace poco estuvieron en el baúl de los recuerdos” añadió Riley.

Otro dato que Page y White desconocen y que proviene de Activision es que la banda de Steven Tyler, Aerosmith, ha ganado más dinero con los royalties de su videojuego que con cualquiera de los catorce discos de estudio publicados hasta hoy. Sin embargo, cabría preguntarse si todos esos royalties son los que en realidad se merecen los autores y compositores de grandes clásicos o es que –tal como dijo Prince- representa una mínima parte de la billonada que se llevan estas compañías por la comercialización de sus videojuegos musicales.

Ahora bien, el argumento de Activision sobre una mejor venta de discos gracias al Guitar Hero (y al Rock Band) podría rozar con la verdad. Lo he comprobado yo mismo. La vez pasada mi sobrino de 13 años de edad me habló sobre sus locas ganas de conseguir música de bandas ochenteras como Asia, Scorpions, Quiet Riot y Accept. Yo no lo podía creer, teniendo en cuenta que la última vez que lo vi –seis meses atrás- me hablaba solamente de Daddy Yankee, Tego Calderón, Héctor el Father y otros individuos ajenos a la escena rockera. ¿Y a su edad cómo llegó a conocer a algunos seres mitológicos del rock? Gracias a que su viejo, mi primo, un sibarita de la música, trajo de su último viaje a Estados Unidos el Guitar Hero Encore: Rocks the 80s. Cuando le informé a mi sobrino que la versión 5 de GH estaba a punto de salir, me dijo que ya estaba enterado y que le interesaría tocar música de Santana, pues lo había visto por televisión y le gustó la forma como “destrozó” su guitarra en el festival de Woodstock. Para rematarla me dijo: “A los Rolling Stones ya los conozco, tengo ya todos sus discos”. Así como va, probablemente mi sobrino le pida a mi primo que le compre una guitarra eléctrica y muchos discos la próxima Navidad. Total, el que puede, puede.

En suma, si la industria musical se está tambaleando por culpa de las descargas ilegales y la piratería (esa es una verdad irrefutable); a la luz de los nuevos acontecimientos, todo parecería indicar que los videojuegos podrían lanzarle un salvavidas para evitar que se ahogue. ¿Será posible eso? ¿Y por qué entonces las discográficas se quejan tanto y arremeten con juicios y demandas contra estos fabricantes de videojuegos? A lo mejor no quieren quedarse con centavos, sino pretenden llevarse una buena tajada de los millones que están obteniendo las compañías de Guitar Hero y Rock Band. La batalla recién está empezando.

viernes, 19 de junio de 2009

Cabezas de tapa II

Esto del Sleeveface me está gustando cada vez más, así que juntaré dinero para darme un paseo por Quilca, Wilson, Galerías Brasil o donde sea para comprar todos los vinilos y las tapas que pueda. No cabe duda que el ingenio humano es inconmensurable.



¿Fast car o Fast bath?





You've got a friend...¡it's a dog!



Un disco de alto relieve con un título en bajo relieve



Linda: "Ay Paul, querido...te dije que te fijaras bien a la hora
de escoger a mi sustituta" (por Heather Mills)
Paul: "Sorry Linda, en lugar de sustituta entendí otra cosa"




Una carrera musical con muchas subidas y bajadas





"Se me cae la cara de la verguenza por no haber cantado
Shock the monkey en Lima"




" I love me, I love, I love me..."



Es bueno airear las
tristezas del espíritu de vez en cuando


"¿Qué yo morí en 1966? no puede ser.
¿Quién soy entonces? ¿Cómo me llamo?"


"Ahí te quedarás castigado por no compartir tus regalías
con tus padres"
(la mamá de Léo)



"Nadie posee una sonrisa tan elegante y angelical
como yo"




"Hey tú, nene...ven conmigo, soy un chico malo"



Me tinca que la dama detrás del disco
es más bella y atractiva que Kylie


"¿Juaaat? aquí dice que mi nombre de pila es Dylan Thomas,
qué tal rocaza, ¿Quién escribió esto?"



- "¡Te voy a hacer pedazos Chispita!"
- "Noooo Meteoro...te prometo que ya no me subiré al Mach 5
ni me llevaré a Trixie a "pasear"
sin tu permiso"



"¿Cómo?...¿Qué los nietos de Elvis Presley y Lou Costello me
denunciarán ante Indecopi?"


"Chicos, chicos...encontré a dos arañas haciendo el amor"



-Cary: "Mel, ya no podemos ocultar a los demás el amor que sentimos"
- Mel: "cierto Cary, por eso traje este disco para que nadie
se gane con lo nuestro"



About a girl...very powerful girl




"Ojalá que la terapia con láser me cure de la otitis"



"Hey Mick, ¿te sobran unos gramitos?"



"¡Caraj...!, ¿no ves que estoy "ocupado"? la próxima vez
toca
la puerta"


miércoles, 17 de junio de 2009

EL ÚLTIMO TRUCO

Cheap Trick, la banda norteamericana perpetradora de clásicos como Dream Police, Surrender, The Flame, Ghost Town, Aint that a shame y la saturante I want you to want me, este último extraído del multimillonario disco en vivo Live at Budokan, que les sirvió para darse a conocer en su propio terruño, acaba de editar su más reciente placa discográfica: The Latest.

Según se informa en la página web del grupo, el disco estará en vitrinas gringas recién a mediados de julio, pero se le podrá solicitar vía Internet a partir del 23 de este mes; el mismo día que inicien su gira por Estados Unidos junto a Def Leppard y Poison (¿algún empresario se animaría a traer este combo musical a Lima?).

Como un adelanto, los truqueros nos presentan cuatro temas del The Latest, los cuales, tras haberlos escuchado, puedo decir que conservan el estilo hard rock - pop melódico que ha caracterizado al grupo en sus 35 años de carrera musical. Se aplaude el regreso de estos dinosaurios y esperamos que el título del álbum no sea un presagio de un futuro desbande.



Desde sus inicios en 1974, Cheap Trick ha estado conformado por Rick Nielsen (genial compositor y guitarrista –vean su solo en Dream Police), Robin Zander (vocalista), Tom Peterson (bajista) y Bun E. Carlos (baterista). Una curiosidad: Rick y Bun colaboraron con John Lennon en las grabaciones del Double Fantasy, en 1980.

Aparte del Live at the Budokan (1979), en mi opinión sus mejores álbumes son Dream Police (1979), Lap of Luxury (1988) y Special One (2003).

Para terminar, The Latest contiene el siguiente track list:

Sleep Forever (1:37)
When The Lights Are Out (3:26)
Miss Tomorrow (4:11)
Sick Man of Europe (2:08)
These Days (2:44)
Miracle (3:47)
Everyday You Make Me Crazy (1:17)
California Girl (2:47)
Everybody Knows (4:16)
Alive (3:36)
Times of Our Lives (3:59)
Closer, The Ballad of Burt and Linda (3:00)
Smile (4:12)

martes, 16 de junio de 2009

ALTURAS DE MACHU PICCHU

Reviso uno de los blogs del diario El Mercurio y tropiezo con una encuesta que busca al mejor disco de rock chileno de todos los tiempos. Leo las opiniones y me doy cuenta que una gran mayoría de lectores considera a Alturas de Machu Picchu (1981), de Los Jaivas, como el disco más representativo del rock del Mapocho. En el primer día de sondeo, Alturas…lideraba la lista seguido por La Voz de los Ochenta, de Los Prisioneros, pero como van las cosas lo más probable es que el liderazgo de Alturas continúe en los siguientes días.

La idea de concebir Alturas de Machu Picchu nació de la cabeza de un peruano: Daniel Camino, quien como gran admirador (¿quién no lo es?) de la poesía de Pablo Neruda soñaba con musicalizar sus bellos poemas en los que canta deslumbrado a la grandeza de la creación humana que edificó esa maravillosa ciudad al pie de las nubes.

A Camino no le fue fácil convencer a Los Jaivas embarcarse en este proyecto. Y es que al principio, los chilenos no tomaron muy en serio la idea de Camino, pero luego de darle vueltas al asunto pusieron instrumentos e inspiración a la obra. Transcurrido el tiempo, Alturas…se ha convertido en un disco de culto y, quizás, en uno de los trabajos más célebres de esta banda chilena a lo largo de sus 46 años de exitosa trayectoria.

Les presento extractos del especial de televisión que Los Jaivas grabaron en las alturas de Machu Picchu, casi besando el firmamento, entre el 9 y el 12 de septiembre de 1981. La producción estuvo a cargo de Canal 13 (Chile) y Radio Televisión Peruana (RTP) y, como verán, lo presenta el también célebre escritor Mario Vargas Llosa, por la misma época en la que conducía su programa domininical La Torre de Babel.









A propósito, pienso en voz alta: ¿Desde esa época hasta hoy, alguno de ustedes sabe, conoce o está enterado si algún solista o banda de rock peruana haya solicitado apoyo económico para realizar un proyecto musical similar al de Camino y Los Jaivas? Me alegra cuando se vencen las fronteras y se forjan alianzas entre artistas de diferentes nacionalidades porque, al fin y al cabo, el arte es universal y no enarbola banderas; pero como que saca roncha no escuchar, hoy, iniciativas musicales vinculadas al rock nacional o a algún otro género que intenten encumbrar nuestra milenaria riqueza cultural. Como diría Vallejo: Hay, hermanos, mucho por hacer.

miércoles, 10 de junio de 2009

KATUNGA Y YACO

El texto del perfil de este blog tiene cariz biográfico: A los siete años de edad escuché por primera vez una canción de rock: Hotel California, de The Eagles. En ese momento, mi vida cambió.

Demasiado contundente, ¿no? Es que estaba convencido de que así era. Y digo era porque hasta hace poco pensaba que este clásico de 1976 había sido el responsable único de mi pasión enfermiza por ese ritmo trepidante que es el rock & roll. Pero no. la verdad monda y lironda resultó siendo distinta. Me acabo de enterar.


En primer lugar, no fue a los siete años cuando el rock entró a mi vida. Fue a los cinco. ¿Qué cómo es posible que recuerde eso con tanta claridad? Fácil, porque este nuevo apunte no lo tenía yo, sino mi madre, la autora de mis días. En efecto, hace unos días, mientras ella navegaba por la web buscando portales conteniendo las nuevas tendencias en cuanto a peinados y maquillaje (ella es cosmetóloga), de casualidad se topó con este blog. La verdad no me explico cómo mamá llegó a mi bitácora a partir de su repaso por páginas de belleza y estilo. Pero bueno, sigamos.

Días después de su hallazgo, en pleno almuerzo me dijo que lo primero que le llamó la atención fue que en lugar de mi foto estuviera la imagen adusta del águila, la cual la dejó algo pasmada. Y es que después de tantos años recién se enteraba de que su hijo admiraba a “un ave tan altanera que vuela alto para beber el viento”, como diría el poeta Zorrilla.

Pero luego me lanzó una flor de hierro candente: hijo, eso de que la primera canción de rock que escuchaste fue Hotel California no es verdad.

Al escuchar su voz firme y convincente, mi proceso de masticación y engullimiento sufrió una leve alteración: no supe si tragar o botar la comida por la inesperada novedad.

Mi silencio postrero le otorgó a mi mamá la oportunidad para seguir explayándose y continuar con su versión de los hechos:

- La primera canción de rock que escuchaste fue Mirá para arriba, mirá para abajo, de Katunga, ¿te acuerdas?”.
- ¿Qué?
- Claro, cuando te traía a la casa del Jardín lo primero que me pedías, antes de que te sirviera tu almuerzo, era que te pusiera el 45 de Katunga en el viejo tocadiscos.
- ¿Cómo?
- Sí, sí. Si no me crees, pregúntale a tu padre, él no me dejará mentir.
- No, no. Te creo mamá. Lo que sucede es que siempre pensé que la primera había sido Hotel California y que la había escuchado en el radio a transistores Cougar que mi tío Hernán me obsequió a los siete años.


Y enseguida se mandó con otra pepita que me supo a joda:

- Pues no. A ti te gustó la música desde muy pequeño. A los 3 y 4 años adorabas las canciones de Yaco Monti, pero, sobre todo, te encantaba bailar, a diferencia de hoy que no mueves un solo cabello y te pones a tomar cuando vas a fiestas.
- ¿Yaco Monti?
- Claro,
Vanidad era tu favorita y te gustaba oírla una y otra vez, hasta que el disco se rayó y tuvimos que comprarte otro.
- ¡Plop!

Intenté en vano aclararle a mi madre que Katunga no era precisamente un grupo de rock; bueno, en parte sí, porque sus integrantes tenían raíces rockanroleras y provenían de grupos como La Joven Guardia, Los Walkers, Piel Tierna, entre los muchos que sonaron en Argentina en los años sesenta y setenta. Algunos decían que Katunga cultivaba una especie de afrorock; otros los tildaban como ahijados de Santana, aunque no lo creo así por sus canciones son más pachangueras y muchísimo menos ácidas que las de Carlitos. Eso sí, para una gran mayoría, su música estaba catalogada dentro del género de lo inclasificable. En fin, pese a las definiciones e indefiniciones, no se puede negar que Katunga causó furor en su época.

¿O sea que ahora resulta que mi alma rockera se encendió por obra y gracia de este grupo argentino? Para serles sinceros, no me hace mucha gracia el asunto, así haya sucedido como producto de una cosa de niños. Ahora que ha pasado el tiempo, mis gustos están bastante alejados de esa canción. Dice en parte de su letra: “Veras el camino que Dios te ha marcado de amor y trabajo”. No sé, imagino que hoy sería considerada una canción de autoayuda o reflexión, digna de cantarse en liturgias, cursos de motivación para vendedores o como parte de terapias de grupos de rehabilitación de alcohol y drogas (dicho esto con todo respeto, claro está); pero entiendo que en su tiempo, su letra y sobre todo su tonada fiestera y melodía pegajosa resultaban incitantes y rayaban en las parrandas de todas las edades y sectores sociales.

A pesar de conocer la verdad seguiré fiel a mi espíritu insurrecto y continuaré encerrado en mis principios rockeros (algunos me dirán encasillado), por lo que no cambiaré el texto del perfil de este blog. Hotel California es y seguirá siendo para mí la rola que me hizo ver la vida de distinta manera.



viernes, 5 de junio de 2009

VIDAS SECRETAS

El pasado mes de marzo, el tabloide The Independent (Indi, para los amigos) se arriesgó a publicar una lista con las -según ellos- diez mejores biografías sobre bandas y solistas del rock & roll. Y digo arriesgó, porque teniendo en cuenta el universo inconmensurable de papel mate o couché que se debe haber impreso sobre el rock & roll, desde su nacimiento, dudo mucho que este pequeño inventario de vanidades guarde coherencia con un título tan pomposo como el escogido.

A lo mejor me equivoco y el arquitecto de esta lista, el respetado señor Simon Jablonski, ha sido capaz de cumplir el sueño de muchos fanáticos (me incluyo) de leer y releer todos, pero todos, los libros y biografías de celebridades rockeras (autorizadas y no autorizadas) desde los años cincuenta. A lo mejor resulta que, en efecto, Simon es un PhD en “Rockología” y, entonces, bien por él y a mí que me den un patadón en el trasero por incrédulo y envidioso.

Pero bueno, cada quien publica lo que le da la gana, lo que puede y hasta donde le dé el presupuesto. Ahí les va la lista. Todas están en inglés, pero algunas circulan en castellano, incluso por estos lares. Si les alcanza el billete no dejen de adquirirlos.

1. The Dirt – Motley Crue
Motley Crue & Neil Strauss



2. Down the highway – Bob Dylan
Howard Sounes



3. Inside Out – Pink Floyd
Nick Mason



4. The Dark Stuff
Nick Kent




5. When Giants Walked the Earth - Led Zeppelin
Mick Wall



6. Lowside of the Road - Tom Waits
Barney Hoskyns



7. Dear Boy – Keith Moon
Tony Fletcher



8. Meetings with Morrissey
Len Brown



9. Tearing Down the Wall of Sound – Phil Spector
Mick Brown

10. Nirvana: the True Story
Everett True

De todas he leído la de Mason, en la que, con honestidad y sin tapujos, en algunos pasajes habla pestes de sus ex compañeros y, en ocasiones, deja mal parado al diamante loco, Syd Barret.

La de Nirvana, en la cual Everett True demuestra que es la única persona en este mundo que conoce al revés y al derecho la historia del grupo pero, sobre todo, la personalidad al límite de Cobain, mucho más que Courtney Love y quizás el mismo Kurt.

Finalmente, la de Led Zeppelin, que ya tiene como cinco leídas.

De las otras no podría comentar porque ni siquiera las he hojeado. Creo que ha llegado el momento. De hecho la primera será la de Keith Moon.

lunes, 1 de junio de 2009

LSD: Leary Señor Droga

El Ácido Lisérgico, más conocido por sus siglas en inglés, LSD, fue la droga que mayor resonancia tuvo en Estados Unidos en la década de los sesentas. El padre del consumo libre de este -según sus propias palabras- alimento para el espíritu, fue el psicólogo estadounidense, Timothy Leary; personaje que de ser un ilustre pero desconocido académico pasó a convertirse en un emblema de toda una generación que expresaba su descontento por el Establishment y el clima bélico reinante, mediante el consumo de diversas drogas como el LSD.

Hasta antes de caer bajo el influjo del ácido, Leary laboraba como catedrático en la Universidad de Harvard. Un día decidió romper esquemas e investigar, contra toda prohibición, los efectos de las sustancias alucinógenas en la mente. Probó de todo, pero fue su amigo, Al Hubard, quien puso en sus manos el LSD. Los "viajes astrales” y las sacudidas emocionales provocadas por el ácido le ayudaban a expresar con vehemencia que la sociedad estaba en quiebra espiritual, en camino hacia un precipicio materialista, sin escapatoria, y que todo intento para revertir esta situación valía la pena, inclusive optando por la ruta del ácido. Fue Leary, justamente, quien creó la frase Turn on, tune in, drop out (entra en ello, afina la sintonía, deja de jugar su juego), que se convertiría luego en el lema de cabecera de la contracultura de los años sesenta.


Drogas y Rock & Roll
Entre las bandas hoy consideradas clásicas, los Grateful Dead fueron quizás los que hicieron del empleo desinhibido del LSD el germen de inspiración para sus canciones. Piezas como la recordada Trukin', convirtieron a la banda de Jerry García en invitada fija de los acid-test; recordados espectáculos a los que acudían multitudes, no sólo para disfrutar de la música, sino para regocijarse con las luces, el colorido y otros efectos visuales que se solían acompañar con LSD.

Jefferson Airplane fue otra de las bandas asiduas de los acid-test. Ellos compusieron en medio de aquel legendario entorno alucinógeno su canción White rabbit, melodía que, con el paso el tiempo, se convertiría en el himno al empleo libre del ácido. La canción también sirvió como fuente de inspiración para titular un libro que se puso muy de moda en los setentas: Pregúntale a Alicia, que aborda los efectos del LSD en una joven muchacha.

En 1968, los Moody Blues compusieron Legend of a mind, en la que evocan la figura de Timothy Leary en pleno trance:
Timothy Leary está muerto
No, no, no, él está afuera observando
Timothy Leary está muerto
No, no, no, él está observando
El volará en su avión astral
Te llevará de viaje alrededor de la bahía
Te traerá el mismo día
Timothy Leary, Timothy Leary

En una de sus etapas más negras en el plano personal, no musical, Pete Townshend, guitarra de The Who, compuso The Seeker, en 1970, en la que califica al afamado psicólogo como una especie de salvador, capaz de dar respuestas a sus interminables dudas y preguntas:

Me llaman el buscador
He estado buscando por lo alto y por lo bajo
No conseguiré saber lo que soy
hasta el día de mi muerte
(…)
Le pregunté a Bob Dylan
Le pregunté a The Beatles
Le pregunté a Timothy Leary
Pero no él me pudo ayudar

Dale una oportunidad…al ácido
Los Beatles plasmaron en algunos de sus vinilos su elevada (y temporal) predilección por el ácido. El más evidente y polémico fue Lucy in the Sky with Diamonds, a la que muchos veían casi como un mandato, nada subliminal, hacia el consumo del alucinógeno.

Fue John Lennon quien logró entablar amistad con Timothy Leary y hasta dejó que su música sea influenciada por el psicólogo transgresor. Cuentan que debido a su afición por las sustancias y la vida libertina, Leary tuvo numerosos altercados con la Policía e igual cantidad de visitas a la cárcel. En una ocasión, cuando tuvo la fortuna de que un juez lo salvara de una larga condena en prisión por tenencia ilegal de drogas, Leary anunció su candidatura para gobernador de California. El slogan de su campaña fue “come together, join the party” (“vamos juntos, unámonos a la fiesta”), que sirvió de inspiración a John Lennon para componer su inmortal Come Together, de 1969.

Ese mismo año, John y Yoko invitaron a Leary a unirse al Montreal Bed-In (Fiesta de la Cama), en la cual se grabó el inolvidable video Give peace a chance. Allí aparece un barbudo y empijamado Lennon junto a Yoko, y Timothy Leary (en primer plano) balanceándose y coreando el lennoniano War is over.

Fin del viaje
En los setentas el LSD fue desplazado por los opiáceos. Timothy Leary, por cierto, sobrevivió a la marejada y su vida se transformó en un permanente, entrar y salir de prisión, acusado casi siempre por posesión ilegal de drogas. Ya para principios de los ochentas su notoriedad había caído radicalmente, y en 1996 le diagnosticaron un cáncer terminal de próstata.

Meses previos a su muerte, ese mismo año, Leary informaba al mundo todos los días sobre la evolución de su enfermedad en su sitio web. Lo último que publicó fue "Pulso = 0, presión sanguínea = 0, Timothy ha pasado a...” Hoy, su página web contiene un mensaje audible en el que con su propia voz invita a no conformarse y a cuestionar el orden establecido. El blanco que sirve de fondo simboliza, probablemente, la transparencia con la que un día Leary quiso impregnar su alma y su cerebro.