Lo de Franz Ferdinand fue un coctel bien servido de rock, funky, disco, punk, new wave y nitroglicerina pura. La descarga apabullante de energía puesta en cada interpretación, los navajazos guitarreros y las explosiones de la batería desataron una histeria colectiva incontrolable. Todos disfrutamos con el vértigo generado por estos escoceses quienes, como el mejor whisky, te embriagan con su estilo fino pero arrollador.