martes, 16 de diciembre de 2008

Goody Two Shoes


A propósito del intento de zapatocidio contra mister Bush, me vino a la mente un tema de 1982: Goody Two Shoes; escrito e interpretado por Adam Ant, artista nacido en Londres en 1954 y bautizado como Stuart Leslie Godard.

Curiosamente, la expresión Goody Two Shoes difiere radicalmente de lo que representa Bush para todo el mundo. En Norteamérica esta frase alude a una persona excesivamente bondadosa, un santo de carne y hueso, una verdadera alhaja (en el mejor sentido de la palabra); en otras palabras, alguien que ya aseguró su butaca en el cielo al costado de San Pedro.

Pero la frase tiene un origen más remoto aún. Proviene de la obra The History of Little Goody Two Shoes, escrita en 1765 de autor anónimo. Al puro estilo de La Cenicienta, el libro narra la historia de Margery Meanwell, un niña muy pobre, huérfana de padre y madre, que anda por el mundo calzando un solo zapato. Un día de esos que solo ocurren en los cuentos de hadas, Margery se encuentra con un "tío billetón" que ve en ella un símbolo de bondad y ternura, así que, en recompensa, le regala un par de zapatos (qué tacaño). La pequeña, que no cabe en su propia felicidad, clama a todo el mundo que ahora tiene "dos bonitos zapatos" y se hace la promesa de hacer el bien a todos sin mirar a quien.

Con los años, Margery crece y se convierte en toda una mujer. Se gradúa de maestra y -como debe ser- se casa con un millonario...y colorín colorado, todos fueron felices. Misma telellorona mexicana.

Por supuesto que Margery no tiene nada que ver con el malo de Bush; más bien lo de millonario le debe caer a pelo al futuro expresidente del país más poderoso del planeta, habida cuenta de las millonarias ganancias obtenidas por sus empresas "amigas" que han succionado todo el oro negro de la antigua mesopotamia.

Mejor olvidemos al indeseable de Bush y escuchemos la buena canción de Adam Ant, quien, dicho sea paso, no es tampoco un modelo de conducta y, por lo tanto, está muy lejos de ser un Goody Two Shoes. Por eso me gusta su música, sino qué aburrido sería.



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