Aquí estoy, de vuelta al presente, luego de una breve estancia por parajes pretéritos, sin computadora ni internet. Confieso que no tener estas dos cosas, aunque por corto tiempo, me provocó un síndrome de abstinencia que afectó ligeramente mis cabales. Imagínense: llegar a la casa por las noches y no poder sentarse frente a la PC para volar por los confines del cyberspace, porque la pobre se encontraba internada en la UCI de un cirujano informático, es realmente frustrante. Sin embargo, pese a la desazón, el breve periodo de ausencia me hizo pensar de que también es bueno darse un saltito mental por el pasado, de vez en cuando. Entonces la vida era un poquito más tranquila que ahora, sin la más mínima idea de lo que significaba la realidad virtual, con tus cuatro estaciones de televisión abierta que te ayudaban a conocer el mundo y tu máquina de escribir Olivetti (de tu viejo, por supuesto); alejado del estrés que significa hoy tener que trabajar para pagar las cuentas mensuales del cable o el speedy, y sin vivir la desagradable experiencia de levantarte una mañana de esas y encontrar a tu CPU sin pulso. En fin, ya que el retiro momentáneo sirvió para recargar las baterías, en unos cuantos días renovaremos la página con nuevas y mejores notas, en donde, como siempre, hablaremos de aquellos que en su momento produjeron el mejor rock de todos los tiempos.
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