El Ácido Lisérgico, más conocido por sus siglas en inglés, LSD, fue la droga que mayor resonancia tuvo en Estados Unidos en la década de los sesentas. El padre del consumo libre de este -según sus propias palabras- alimento para el espíritu, fue el psicólogo estadounidense, Timothy Leary; personaje que de ser un ilustre pero desconocido académico pasó a convertirse en un emblema de toda una generación que expresaba su descontento por el Establishment y el clima bélico reinante, mediante el consumo de diversas drogas como el LSD.
Hasta antes de caer bajo el influjo del ácido, Leary laboraba como catedrático en la Universidad de Harvard. Un día decidió romper esquemas e investigar, contra toda prohibición, los efectos de las sustancias alucinógenas en la mente. Probó de todo, pero fue su amigo, Al Hubard, quien puso en sus manos el LSD. Los "viajes astrales” y las sacudidas emocionales provocadas por el ácido le ayudaban a expresar con vehemencia que la sociedad estaba en quiebra espiritual, en camino hacia un precipicio materialista, sin escapatoria, y que todo intento para revertir esta situación valía la pena, inclusive optando por la ruta del ácido. Fue Leary, justamente, quien creó la frase Turn on, tune in, drop out (entra en ello, afina la sintonía, deja de jugar su juego), que se convertiría luego en el lema de cabecera de la contracultura de los años sesenta.
Drogas y Rock & Roll
Entre las bandas hoy consideradas clásicas, los Grateful Dead fueron quizás los que hicieron del empleo desinhibido del LSD el germen de inspiración para sus canciones. Piezas como la recordada Trukin', convirtieron a la banda de Jerry García en invitada fija de los acid-test; recordados espectáculos a los que acudían multitudes, no sólo para disfrutar de la música, sino para regocijarse con las luces, el colorido y otros efectos visuales que se solían acompañar con LSD.
Entre las bandas hoy consideradas clásicas, los Grateful Dead fueron quizás los que hicieron del empleo desinhibido del LSD el germen de inspiración para sus canciones. Piezas como la recordada Trukin', convirtieron a la banda de Jerry García en invitada fija de los acid-test; recordados espectáculos a los que acudían multitudes, no sólo para disfrutar de la música, sino para regocijarse con las luces, el colorido y otros efectos visuales que se solían acompañar con LSD.
Jefferson Airplane fue otra de las bandas asiduas de los acid-test. Ellos compusieron en medio de aquel legendario entorno alucinógeno su canción White rabbit, melodía que, con el paso el tiempo, se convertiría en el himno al empleo libre del ácido. La canción también sirvió como fuente de inspiración para titular un libro que se puso muy de moda en los setentas: Pregúntale a Alicia, que aborda los efectos del LSD en una joven muchacha.
En 1968, los Moody Blues compusieron Legend of a mind, en la que evocan la figura de Timothy Leary en pleno trance:
Timothy Leary está muerto
No, no, no, él está afuera observando
Timothy Leary está muerto
No, no, no, él está observando
El volará en su avión astral
Te llevará de viaje alrededor de la bahía
Te traerá el mismo día
Timothy Leary, Timothy Leary
No, no, no, él está afuera observando
Timothy Leary está muerto
No, no, no, él está observando
El volará en su avión astral
Te llevará de viaje alrededor de la bahía
Te traerá el mismo día
Timothy Leary, Timothy Leary
En una de sus etapas más negras en el plano personal, no musical, Pete Townshend, guitarra de The Who, compuso The Seeker, en 1970, en la que califica al afamado psicólogo como una especie de salvador, capaz de dar respuestas a sus interminables dudas y preguntas:
Me llaman el buscador
He estado buscando por lo alto y por lo bajo
No conseguiré saber lo que soy
hasta el día de mi muerte
(…)
Le pregunté a Bob Dylan
Le pregunté a The Beatles
Le pregunté a Timothy Leary
Pero no él me pudo ayudar
He estado buscando por lo alto y por lo bajo
No conseguiré saber lo que soy
hasta el día de mi muerte
(…)
Le pregunté a Bob Dylan
Le pregunté a The Beatles
Le pregunté a Timothy Leary
Pero no él me pudo ayudar
Dale una oportunidad…al ácido
Los Beatles plasmaron en algunos de sus vinilos su elevada (y temporal) predilección por el ácido. El más evidente y polémico fue Lucy in the Sky with Diamonds, a la que muchos veían casi como un mandato, nada subliminal, hacia el consumo del alucinógeno.
Los Beatles plasmaron en algunos de sus vinilos su elevada (y temporal) predilección por el ácido. El más evidente y polémico fue Lucy in the Sky with Diamonds, a la que muchos veían casi como un mandato, nada subliminal, hacia el consumo del alucinógeno.
Fue John Lennon quien logró entablar amistad con Timothy Leary y hasta dejó que su música sea influenciada por el psicólogo transgresor. Cuentan que debido a su afición por las sustancias y la vida libertina, Leary tuvo numerosos altercados con la Policía e igual cantidad de visitas a la cárcel. En una ocasión, cuando tuvo la fortuna de que un juez lo salvara de una larga condena en prisión por tenencia ilegal de drogas, Leary anunció su candidatura para gobernador de California. El slogan de su campaña fue “come together, join the party” (“vamos juntos, unámonos a la fiesta”), que sirvió de inspiración a John Lennon para componer su inmortal Come Together, de 1969.
Ese mismo año, John y Yoko invitaron a Leary a unirse al Montreal Bed-In (Fiesta de la Cama), en la cual se grabó el inolvidable video Give peace a chance. Allí aparece un barbudo y empijamado Lennon junto a Yoko, y Timothy Leary (en primer plano) balanceándose y coreando el lennoniano War is over.
Fin del viaje
En los setentas el LSD fue desplazado por los opiáceos. Timothy Leary, por cierto, sobrevivió a la marejada y su vida se transformó en un permanente, entrar y salir de prisión, acusado casi siempre por posesión ilegal de drogas. Ya para principios de los ochentas su notoriedad había caído radicalmente, y en 1996 le diagnosticaron un cáncer terminal de próstata.
En los setentas el LSD fue desplazado por los opiáceos. Timothy Leary, por cierto, sobrevivió a la marejada y su vida se transformó en un permanente, entrar y salir de prisión, acusado casi siempre por posesión ilegal de drogas. Ya para principios de los ochentas su notoriedad había caído radicalmente, y en 1996 le diagnosticaron un cáncer terminal de próstata.
Meses previos a su muerte, ese mismo año, Leary informaba al mundo todos los días sobre la evolución de su enfermedad en su sitio web. Lo último que publicó fue "Pulso = 0, presión sanguínea = 0, Timothy ha pasado a...” Hoy, su página web contiene un mensaje audible en el que con su propia voz invita a no conformarse y a cuestionar el orden establecido. El blanco que sirve de fondo simboliza, probablemente, la transparencia con la que un día Leary quiso impregnar su alma y su cerebro.
4 comentarios:
hola eagle.
Timothy Leary es uno de los personajes universales cuya influencia intelectual produjo una revolución en la historia contemporánea. las letras, la música, el cine, la publicidad, la conciencia humana, la fantasía y la realidad no podrían concebirse sin esa cuota mágica, misteriosa y espiritual que proponía Mr. Leary en vida.
hola Beatnik:
En efecto, al margen de las posiciones a favor o en contra, sin lugar a dudas, no se puede negar que Leary marcó un antes y un después en muchas facetas de la cultura.
Un abrazo.
waw, es todo muy interesante. yo creía que solo existía Lucy in the Sky with Diamond respecto al LSD.
en alguna ocasion puse el video de la pelicula en la escuela y un chavo de mi salón me pregunto q si lo consumía. le dije que no, pero no me creyó...
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