
En una de esas tantas noches en las que caí víctima del insomnio, en lugar de recurrir al clásico método de contar ovejitas, no pude evitar que se aglomeraran en mi mente ideas delirantes sobre cómo sería mi muerte. La pregunta saltaba en mi cabeza una y otra vez sin que pudiera hacer algo.
En determinado momento, sentí una terrible angustia de que esas posibilidades fueran a concretarse en un cercano plazo. Intenté por todos los medios purgarlas de mi mente, pero fue inútil. Al parecer, mis neuronas habían planeado una insurrección y gobernaban con insanía y a su antojo mis pensamientos. Al notar que era imposible encontrar sosiego, tiré la toalla y, con resignación, me dispuse a pasar la peor noche de mi vida.
Al poco rato, casi de la nada, se me ocurrió combatir la angustia viendo el lado amable a este impulso tanático involuntario. ¿Cómo así? Pues en lugar de sólo centrarme en las diversas formas de decir adiós a este mundo, se me ocurrió ponerle letra y música a cada una de ellas. Tras varios intentos de listar los temas, no hallé nada rescatable. Perdido y con la ilusión extinguida, casi al borde de las tres de la madrugada, no se me ocurrió más idea que encomendarme a Tánatos (dios de la muerte) y a la eternamente animada Euterpe (diosa de la música y las artes), con la finalidad de que interpusieran sus divinas sabidurías en mi beneficio.
A ambos les pedí consejos sobre qué canción o canciones serían las más apropiadas musicalizar mi partida de este mundo cruel. Di por sentado que ambos conocían de música, y en especial de rock, así que confié ciegamente en su buen juicio. Luego de enviado el mensaje me quedé tendido en la cama, con la mirada clavada en el techo en medio de la oscuridad, esperando ansiosamente su respuesta.
Como buenos dioses, Tánatos y Euterpe se tomaron su tiempo, pero al final, casi a golpe de cinco de la mañana recibí su atenta contestación; la misma que a continuación detallo:
“Estimado Eagle: te somos sinceros al decirte que no es frecuente recibir este tipo de solicitud y menos a una hora tan inapropiada. Está bien que seamos dioses, pero también merecemos descansar y recobrar energías para las duras jornadas que a diario tenemos que cumplir para que tus congéneres intenten vivir bien o al menos vivir. Sin embargo, creemos que tu consulta, entre disparatada y chiflada para nuestro gusto, encaja en la lista de nuestros deberes y obligaciones para con ustedes, simples mortales”.
“Nos cuentas que andas medio peleado con el dios Morfeo y que en tu cabeza ha estallado una revolución neuronal que ha tomado el mando de tus pensamientos. No te preocupes, que esto suele sucederle a mucha gente de tu edad y condición con bastante frecuencia. Lo mejor que has podido hacer es buscar ayuda para hallar el lado menos truculento al asunto. Ni bien recibí tu mensaje, nextelée a Tánatos para juntos empezar a cavilar y responder a tus requerimientos. A continuación, te detallo algunas de nuestras humildes sugerencias:”
“Si alguna vez te encuentras postrado en la cama de un hospital, conectado a varios tubos y con tus pulsaciones casi en cero, en espera de un milagro que te permita seguir entre los mortales; entonces, alguien que haya leído este post, previamente, debe instalar un minicomponente que toque las siguientes canciones: In a Gadda da Vida (Iron Butterfly): “aguzará tus sentidos y te armará de valor para emprender el largo y perpetuo vuelo cósmico hacia destinos ignotos”.
1 comentario:
bacán reciclar el post con las canciones para oír. había unas cuantas que no manyaba.
besito,
b
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