jueves, 22 de julio de 2010

Slash, el guitar hero


Un día le pidieron a Keith Richards que diera su opinión sobre Slash, y éste respondió con su habitual balbuceo: "Slash es el Jimmy Hendrix de la década". Cuando lo leí casi me da un síncope. Es probable que la pregunta se la hayan hecho en medio de una tranca whiskera, la peor fumada de su vida o, a lo mejor, a pocos instantes de la caída que sufrió en las lejanas islas Fiji.

Ni por asomo Slash puede ser comparado con Hendrix. Demasiado atrevimiento e irrespeto para con la figura del legendario zurdo. Slash o Saul Hudson -tal como fue bautizado un día como hoy hace 45 años- es un guitarrista brutal, un velocista de la viola, un prestigitador capaz de atravesar con su solos las mentes de cualquier auditorio, un músico que en lugar de poseer una técnica depurada cautiva con sus toneladas de feeling que -según confesión propia- "surgen espontáneamente y las desparrama por el aire para no volver más". Slash es Slash.

En sus inicios, el joven Hudson afinaba su estilo con ese feeling espontáneo, escuchando mucho blues y tratando de imitar a sus bandas predilectas como Led Zeppelin, AC/DC, Deep Purple y Aerosmith. De esta última se confiesa fanático de Joe Perry y Brad Withford.

Hubo un tiempo en que Slash se convirtió en una especie de rey Midas de la música, todos lo querían en sus discos. Desde Michael Jackson, Brian May, Bob Dylan y Motorhead hasta Martha Sánchez y Paulina Rubio (¿?). Tanta sobreexposición significó el éxodo masivo de muchos de sus fans y que Axl Rose, su viejo compañero de mil y una juergas, movido quizás por los celos profesionales o desde la herida sangrante, se refiriera a él como "una prostituta que busca atención".

En parte le doy la razón a Axl: a veces mucho no es sinónimo de bueno. Pero, no obstante los arranques exhibicionistas al lado de artistas de dudosa calidad y de que su era post Guns no haya alcanzado los mismos ribetes gloriosos -a pesar de la enorme calidad de algún material como solista o como parte de la Velvet Revolver- sería imbécil negar el valioso aporte de Slash a la escena rockera contemporánea. Sin su presencia, por ejemplo, los gunners jamás hubieran alcanzado el lugar que ostentan hoy en la enciclopedia del rock y descansarían en el panteón de las bandas tragadas por el tiempo y la intrascendencia.

Ojalá Axl y Slash hagan las paces y vuelvan a reunirse otra vez. Mientras tanto habrá que celebrar las ganas que tiene Slash de correr solo por la vida y alentemos para que de aquí en adelante sepa escoger mejor a sus amistades. Su reciente disco es prueba de que va por buen camino.






1 comentario:

Anónimo dijo...

tenes toda la razon slash es el mejor guitarrista hasta ahora pero no puede pelearse con axl asi por q nada mas es tan egocentrico XD