El sábado que pasó se celebraron las
bodas de plata del “Apetite for Destruction” de Guns N’ Roses. Haciendo un
rápido recuento de las opiniones vertidas en redes y foros, una gran mayoría
catalogaba al “Apetite...” como el mejor disco debut de la historia del rock
and roll. Confieso que en un momento casi sucumbo y le doy la razón a ese
puñado de gente que sentenció con tamaño calificativo, pero transcurridos
algunos minutos de euforia, por los recuerdos de mi emborrachante adolescencia
al recordar “Welcome to the jungle” o “Paradise City”, me vinieron a la mente
otros grandes títulos que también dieron que hablar en el momento de su
nacimiento.
Es el caso, por citar solamente uno, del
disco homónimo de Led Zeppelin; parido un 12 de enero de 1969 y que meses más
tarde, un 23 de julio, obtendría el certificado de Oro por sus altas ventas.
Como aquí no solo hablamos de cantidad sino también de calidad, diremos que
esta placa ha quedado en la historia por ser una de las más influyentes de la
música, pues introdujo novedosos conceptos y ayudó a crear una tendencia en el
género rockandrollero.
Con este vinilo Led Zeppelin marcó el
destino del rock de los años setenta merced a la combinación de rock and roll
con blues, folk y R&B. El estilo revolucionario de cantar de Robert
Plant, adoptado por generaciones posteriores de vocalistas, los riffs entre
limpios y explosivos de Jimmy Page, el bajo alocadamente poderoso de John Paul
Jones y el estilo “disciplinado pero suelto” del legendario “Bonzo” Bonham,
hicieron perfecto a este disco en todas sus líneas.
Por suerte, la banda no se durmió en sus
laureles y con los años fue adquiriendo una sólida madurez que se evidenció en
sus siguientes lanzamientos, pero este gran primer paso significó el nacimiento de
una inspiradora rama del rock, mérito que pocas agrupaciones o solistas han
conseguido en los casi 55 años de rock viviente. Es casi imposible calificar a un solo disco
como el mejor debut de la historia -a no ser que te convenzan del todo las sospechosas
encuestas-; si piensas en uno, a continuación sale otro y de ahí otro, sin
embargo, este clásico con la portada del dirigible en llamas figura dentro de
mis top 5 de debutantes favoritos.
“Nos pusimos manos a la obra y grabamos
exactamente lo que teníamos en mente en ese momento” (Jimmy Page, 1999, sobre
Led Zeppelin I)
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