Y pensar que alguna vez "The House of Rising
Sun", ese genial himno al infortunio de The Animals, ostentó una plusmarca
gracias a sus inusuales 5 minutos de duración, en una época en la cual el
promedio de los temas llegaba a 3 minutos y tantos segundos. Otros que también pugnaron
por obtener la presea de la grabación más larga fueron Bob Dylan, con su espléndida
"Like a Rolling Stone", y los mismos Rolling Stones con el épica
"Goin' Home", de su disco “Aftermath”, de 1966.
Iron Butterfly, una banda de los suburbios de Los Ángeles,
entraría con fuerza en la competición y dispuesta a darle pelea a cualquier
gigante que se le pusiera al frente. En su segundo álbum, lanzado en julio de
1968, dedicó una cara entera a una canción que rompería todos los esquemas y
destronaría al maestro Dylan con su single de 11 minutos y 23 segundos
"Sad Eyed Lady Of The Lowlands". El tema fue bautizado como "In-A-Gadda-Da-Vida",
título que a simple lectura no significa nada y que más bien motiva a pensar en
él como una de esas frases subliminales -con invocación al demonio incluida-,
que tanto escozor causa en fanáticos religiosos y ultraconservadores.
Acerca del nombre de la canción, de acuerdo a la versión tomada
del cuadernillo del CD de recopilación de Iron Butterfly, el baterista Ron
Bushy cuenta que estaba escuchando el tema con un casco puesto, lo que le
impidió oír correctamente su nombre y tergiversó la respuesta que Doug Ingle le
dio cuando le preguntó por el título. La otra explicación dice que Ingle se encontraba
en un estado de embriaguez tan fatal -se había tomado un galón de vino Red
Mountain- que canturreó mal "In The Garden Of Eden" y se entendió
como "In-A-Gadda-Da-Vida".
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